ÉRASE UNA VEZ MELILLA

ÉRASE UNA VEZ MELILLA
GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

lunes, 16 de febrero de 2009

DESAHOGOS




DESAHOGOS

Me cago en el Gurugú
y me cago en el rifeño,
en Melilla y en el Peñón,
en el Sultán y en Marruecos.

Me cago en el gran Marina
y me cago en el Gobierno,
en los judíos me cago
y me cago en los mineros
que fueron causa consciente
y por ello me trajeron
a este cochino país
y este puerco campamento
donde las moscas me comen
y de sed muero y reviento.

Donde el polvo que se traga
ahoga a un cristiano viejo
y donde calienta el Sol
hasta derretir los sesos.

Me cago en el gran Hipódromo
en las casetas, en los perros,
en Sidi- Musa y Hamet
en blokaus y Lavaderos,
en la Posada del Cabo
y en la casa del Moreno.

En todo cochino fuerte
empezando por Camellos
bien se llame Cabrerizas,
Rostrogordo o San Lorenzo.

Me cago en esos convoyes
que van diezmando por cientos
a estos soldados valientes
con certeros tiroteos.

Me cago en las cañadas
de los lobos o el cordero
donde esos pícaros moros
nos acechan como a perros
tras de chumbera asesina
o tras muros espesos.

Me cago en Cabo de Agua
y en la Mar Chica me meo
y en la Restinga me ensucio
sin pena ni sentimiento.

Y en Zeluán y en Nador
y en los pozos, aunque sediento
busque en ellos el descanso
de mi ya rendido cuerpo.

En el gran Atalayón
y en los zocos cago y meo
pues me revienta su mole,
me encorora el comercio
que en esos centros se hace
sin pudor y sin esmero.


Me cago en los benisicar,
en los benifruiri me cago
y en todos los beni habidos
por haber y que pasaron
y en las kabilas del Riff
y en la leche que mamaron
y en los chumbos que se crían
en esos montes cercanos
y en el cochino cuzcú
y en esos trigos de secano.

Y me cago en el Makzen
y en sus askaris me cago
en sus negros, en sus cabos
en sus corceles veloces
y en sus camellos pesados
y en todo bicho viviente
sean altos, gordos o flacos.

Y me cago en los avances
y en la táctica me cago
y en el cañón que retumba,
y en la granada de mano
que con la honda se tira
y hace efecto de petardo
según me dice su autor
que es menester laurearlo.

Me cago en esas navajas
que han regalado al soldado
de no se cual Batallón
un gran duque adinerado.

Me cago en las Divisiones
y en el Cuerpo de Ingenieros
y en el Parque Sanitario,
en los globos que se elevaron,
en la Marina y sus barcos,
en el Cuerpo de Administración
y en el mismo voluntario
que deja goces y hogar
para salir chasqueado.

Y, aunque yo imite muy mal
a aquel oficial tan bravo
que en América cagaba
en todo lo allí creado,
aquí me cago también
en lo futuro y pasado,
y como él, con caca de sobra
por mi vientre desquiciado,
harto de tanto cagarme
hasta en mi mismo me cago.


Estos ripios fueron escritos en el año 1909 por un militar destinado
en Melilla, cuya familia hace años me entregó fotocopia de los mismos.
Realizados como desahogo íntimo ante las desdichas que causa cualquier
guerra, Pasados cien años hemos considerado oportuno darlos a conocer.
Habiéndose retirado algunas estrofas por considerarlas excesivamente
ofensivas.